lunes, 4 de agosto de 2008

Juego patológico, una adicción pura.

El juego es una actividad placentera que facilita la adquisición de habilidades necesarias para el desarrollo de una persona. Además de entretener y divertir, el juego posibilita la socialización, el aprendizaje de distintas conductas y roles, el desarrollo de la creatividad y la exteriorización de las emociones.

Desde siempre el hombre se ha sentido atraído por la fortuna y la posibilidad de superar las leyes del azar. A lo largo de los siglos ha mantenido la afición por las apuestas, variando la permisividad social o legal sobre este hábito.
El participar en juegos de azar, como el consumo de alcohol, es una actividad que en cantidades reducidas puede ser positiva y servir de entretenimiento a las personas, pero en cantidades excesivas se acaba convirtiendo en un serio problema, llegando incluso a convertirse en una enfermedad.
Entendemos por juego patológico, también denominado juego compulsivo o ludopatía, a un trastorno altamente incapacitante, que cursa de forma progresiva y crónica, y comporta un deterioro individual, familiar y social. Existe una incapacidad de la persona por controlar su conducta de juego de azar por dinero (ruleta, bingo, maquinas ‘tragamonedas’, etc), invirtiendo cada vez mas tiempo y dinero en esa actividad desatendiendo áreas significativas de si vida (trabajo, familia, ocio). Se recurre a engaños a familiares, intentos fallidos de dejar de jugar acompañados de irritabilidad y preocupación. Con el afán de conseguir mas dinero para jugar, algunas personas llegan a la falsificación, el robo o el abuso de confianza, añadiendo problemas legales a la situación.

No podemos considerar al jugador patológico como a alguien en quien hacer recaer la completa responsabilidad de sus acciones y de las consecuencias que de ellas se derivan, desde el punto de vista de la salud mental, es importante que se reconozca a escala social que es una enfermedad, dejando atrás viejas y desfasadas categorizaciones como la de “vicio” para el ámbito de lo moral. Es verdad que toma una participación activa en el proceso, pero también es cierto que al mismo tiempo lo sufre, como víctima de una serie de presiones que se van generando en su entorno. Él es el punto de origen del proceso que se desencadena, pero a la vez se convierte en un elemento más entre tantos otros, que queda arrollado por este proceso y ha de seguir inevitablemente su inercia. Los grupos de ayuda mutua que existen en nuestro contexto, comprenden esto con claridad.

Es uno de los problemas serios de salud publica y existen pocos (o ninguno) estudios controlados sobre su etiología y tratamiento en nuestro país y pocos en el mundo. Desde 1980, la comunidad científica internacional (la APA en su DSM y la OMS en la CIE) han introducido esta nosología en sus manuales diagnósticos, estableciendo el reconocimiento definitivo como enfermedad.

El crecimiento de juego patológico está en relación directa con el aumento y difusión son restricciones de la oferta de juego. Como es habitual en otros fenómenos (tabaco, alcohol, etc.), la indefensión ante esta avalancha afecta especialmente a los adolescentes y a las personas más vulnerables psicológicamente. Las iniciativas de investigación, evaluación y tratamiento de esta problemática son muy escasas, evidenciando la inexistencia de especialistas en el área.



Lic. Alejandro G. Sánchez
Psicólogo co-investigador de la Unidad de juego patológico del hospital de Mataró, Barcelona, España; Responsable del programa sobre juego patológico y otras conductas adictivas sin sustancia de la Clínica de Familia, Mar del Plata; miembro de la O.N.G AEFA, Mar del Plata.
Contacto:
Clínica de Familia. Santa Fe 2731. CP 7600, Mar del Plata, Tels. (0223)493-5544 /
155 220 806 de 9 a 20 hs. alesan23@gmail.com

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